Los ataques actuales más dañinos están dirigidos específicamente a sus empleados, sistemas, vulnerabilidades y datos.

Las amenazas persistentes avanzadas (APT) son más sigilosas y sofisticadas que nunca, ya que utilizan técnicas de ingeniería social insidiosas para infiltrarse discretamente en su organización e implementar malware personalizado que puede permanecer indetectable durante meses.

 

Entonces, cuando menos se lo espera, los ciberdelincuentes pueden robarle de forma remota y encubierta información muy valiosa (desde datos de tarjetas de crédito hasta la propiedad intelectual más lucrativa o secretos gubernamentales) y destruir potencialmente su ventaja competitiva o, en el caso de los gobiernos, incluso poner en riesgo la seguridad nacional.